sábado, 27 de abril de 2013

"No dejo mi profesión, sino que ella me deja a mí porque ha dejado de existir".



Enlazo aquí la carta de un profesor de un instituto de Westhill en el estado de Nueva York que dirigió al director y a los miembros de la junta educativa del centro. Éste comunica en dicha carta que abandona  la enseñanza por la mercantilización que ésta ha sufrido en los últimos años, en los que han comenzado a valorarse sólo asignaturas que preparan a los jóvenes para el mercado, como las matemáticas o la lengua extranjera, en detrimento de las humanidades (aquellas asignaturas que te enseñaban a pensar como la Filosofía, la Literatura, la Historia, etc.).

Asimismo denuncia a las agencias de evaluación de los alumnos: empresas privadas que se llenan los bolsillos a costa de la pública,  examinando de unos contenidos absurdos que no aparecen en el currículo, duplicando así la labor evaluadora del profesor.

Por último atribuye el principal problema de la educación a la paradoja de que todo el que opina, teoriza y cambia el estado de las cosas en educación no tiene ni idea de qué va ésta.

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